Y volví, y te convertiste en mi pluma.
Mi cama, sería la hoja en blanco (el borrador).
Y yo, mi ingenio (tu ingenio), mi mano.
Y haciéndote el amor tiernamente,
en tu cuerpo suntuoso, configuraste frases, palabras, letras;
una nueva literatura y Otoño,
para mis poemas.
Tu cuerpo sigue siendo hermoso,
y yo, bueno, yo sigo escribiendo sobre él, a mi antojo.