¡Déjame (…)

Sí, duerme dichado, que yo haré de tu sueño (tu siesta) mi consigna. Yo haré que valga la pena que un sol, calmado y nada seco, te acalore eso que llaman el alma, y que nadie en sombra te moleste.

Ve, descalzo o con calzado de domingo todos los días, pero ve, no te pares, que nadie te corte el paso, camina radiante. Con botas los días de estivo, y con sandalias los de abrigo, raido.

 

Querencia: de. Hacer mención, por cortesía, de palabras anteriores a las mías, pero en el mismo contexto, y encontradas sin querer. Tal que: El viejo del «Barrio Humedo» (primera parte), y El viejo que nadie quiere ver (segunda parte).

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  1. Muy buena entrada. Como el resto… tiene algo.
    Habrás visto que he seguido algunos de tus consejos. Gracias.
    Un saludo

    • Muchas gracias Damián, la verdad que eso es lo que intento, hacer de cada entrada algo especial; mejor «calidad» que «cantidad», ¿no? Aunque en eso no puedo ser objetivo, realmente quien puede decir si lo que hago merece de consideración es todo el mundo menos yo, el autor. Por lo anterior, transcurre tanto tiempo entre entrada y entrada.

      Y tú también, sigue igual, tienes un gran blog del que deseo que tenga una larga vida.

      Un saludo.

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