,.. crecen las habas en la mata.
En mi pueblo, hay negrillos que palidecen.
En mi pueblo, hay una fuente (dentro de una casa).
En mi pueblo, hay una sola casa (con una fuente dentro).
En mi pueblo, imborrables son las montañas de la memoria.
(Y aunque), en mi pueblo, hay(a) borrones en la montañas.
En mi pueblo, si es posible, desborramos lo ilegible.
En mi pueblo, no verás vacas.
En mi pueblo, por vacaciones nos vemos.
En mi pueblo, hay viñas de Godello y Mencía.
(Y) en mi pueblo, si no quieres que te vareen, hay que ir a vendimiarlas.
(Pero) en mi pueblo, el buen vino alivió el dolor antes padecido.
En mi pueblo, la gente amasa palabras mas que hogazas.
En mi pueblo, el horno cuece estas hogazas, y mantiene caliente las palabras.
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Me gusta esta entrada, se nota la añoranza de tu tierra
Sí, pues la «tierra» la llevamos en el corazón, por muy lejos que vayamos.
Un saludo, y gracias por tu comentario
Me ha gustado mucho, si me lo permites, se lo dedico a mi pueblo :-)
Por cierto, tienes un blog joven con un diseño muy elegante, te animo a escribir mas.
un saludo!
Me ha alegrado saber, gracias a tus palabras, que he conseguido expresar un sentimiento tan general, como la añoranza, a través de una dedicatoria tan particular, como lo es esta entrada.
Un saludo santacruceño.