¡Arriba! (Mira)

Abres la ventana, casi dormida, te levantas de la siesta. Y es esa costumbre que tienes de dejar tender la ropa en una sonrisa, la que me hace sonreír a mí también. Estoy de frente, como otras tardes, o estaba, aburrido y dejando pasar la vida ante mí, ante ti. Tú me mirabas todos los días, unos así, como ahora …

Y abajo, (ve) una sonrisa

Levanto la cabeza y veo otra, calva, desalojada de su viejo sombrero a dos aguas. Veo obreros sin miedo, como piojos, aferrados con confianza, y en coronillas ladeadas. Ahora son ausentes, están en sus casas, puede que en otras igual de viejas, iguales, o más nuevas. No me importa, sólo escribo para hacer espacio baldío hasta llegar a otra frase. …